Cómo cantan las cigarras

Los insectos y otros artrópodos cantan o estridulan por varios motivos como atraer a una hembra, marcar un territorio o, incluso, como señal de aviso. Para producir el sonido frotan dos partes de su cuerpo. Los grillos, por ejemplo, frotan sus dos alas anteriores y las langostas sus patas posteriores contra el borde de las alas. En el caso de las cigarras o chicharras macho el aparto estridulador, denominado tímbalo, es más complejo. Está situado en el primer segmento abdominal, a ambos costados del cuerpo, y lo forman dos membranas quitinosas llamadas timbales y dos cavidades con aire que hacen la función de caja de resonancia amplificando el sonido cuando las membranas vibran. La vibración de las membranas es producida por la contracción y extensión de un gran músculo en forma de V situado en el segundo segmento abdominal. Cuando el músculo se contrae los dos timbales pasan a ser cóncavos recuperando su forma inicial al relajarse el músculo. La repetición de este movimiento de 300 a 900 veces por segundo según la especie da lugar al sonido que el oído humano percibe como agudo y continuo, el canto de la cigarra. El aparato estridulador está protegido por dos opérculos, unas placas coriáceas que actúan como tapas móviles. Su mayor o menor apertura, así como el mayor o menor levantamiento del abdomen de la cigarra respecto del lugar donde esté posada, permiten modular el sonido. El canto de la cigarra es característico de cada especie y está en función de su talla, el volumen del saco aéreo y el número de contracciones por segundo de los timbales. La Cicada orni, por ejemplo, tiene uno de los cantos más estridentes de todas las cigarras europeas pudiéndose escuchar a más de 1km de distancia. Esta especie canta a partir de los 25ºC durante el día mientras que las especies tropicales lo hacen al atardecer y durante parte de la noche. Fotografía: Cicada orni