Cómo ponen huevos las langostas
Tras la fecundación, la langosta del desierto o Schistocerca gregaria busca un lugar adecuado para poner los huevos llevando, a veces, al macho encima todavía. Cuando con la ayuda de los pelos sensitivos que cubren el extremo de su abdomen localiza un terreno mullido y suficientemente húmedo, arquea su cuerpo y cava un agujero empleando para ello el oviscapto que, a diferencia del de los ensíferos, como por ejemplo el grillo, no tiene forma de aguja hueca sino que está formado por pequeños dientes aserrados. A medida que va introduciendo el abdomen en el terreno, éste se estira hasta triplicar su longitud, lo que es posible por la distensión de las membranas existentes entre cada uno de los segmentos de su cuerpo. De esta manera, consigue que los huevos queden a más distancia de la superficie del terreno y, por tanto, más protegidos. Los primeros huevos de la puesta pueden estar a unos 10 centímetros de la superficie cuando una hembra adulta mide entre 7 y 8cm. Una vez acabado el agujero, la hembra secreta una substancia espumosa dentro de la cual pone los huevos. Al secarse, esta substancia se endurece y forma la ooteca donde los huevos quedan protegidos hasta su eclosión. Los huevos son amarillentos y van volviéndose marrones a medida que maduran. En ocasiones las hembras dejan sus huevos sobre alguna superficie sin enterrarlos, por lo que no llegan a eclosionar. Esto es debido a que no han encontrado un terreno suficientemente húmedo o mullido y únicamente pueden posponer la puesta tres días una vez han madurado los huevos. La cantidad de huevos por puesta es muy variable. En condiciones favorables, se estima que está entre 20 y 80 huevos aproximadamente siendo más abundantes las primeras puestas que las posteriores. A una temperatura de 35º los huevos eclosionan al cabo de un par de semanas aproximadamente. Fotografía: Hembra de Schistocerca gregaria poniendo huevos. Texto: Cristina Raimí.